Arquitectura religiosa

En el municipio de Arredondo se localizan varios recintos religiosos de interés: la ermita de San Juan de Socueva (Socueva), la ermita de San Emeterio y San Celedonio (La Maza), la iglesia de San Íñigo (Bustablado), la ermita de La Magdalena (Socueva) y San Pelayo (Arredondo).

San Juan de Socueva

La ermita semirrupestre de San Juan de Socueva es uno de los escasos ejemplos de arte prerrománico de la Cantabria oriental. Se adscribe a la arquitectura de que acompañaba a las campañas de repoblación y su construcción se fecha en un momento comprendido en un amplio arco temporal que abarca de los siglos VIII al XI. Tiene una planta rectangular con ábside semicircular con arco triunfal de herradura abierta de tipo visigodo. El pórtico fue levantado a mediados del XIX. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1985.

 

San Emeterio y San Celedonio

La ermita de San Emeterio y San Celedonio de La Maza es un templo de una nave de una nave rectangular que se abre a un ábside semicircular enlazados por un arco triunfal apuntado. Se trata de un edificio tardorrománico que se fecha en torno al año 1200. El ábside está decorado con pinturas murales de temática religiosa fechadas en la segunda mitad del siglo XVIII. Sobre el altar se puede ver una imagen mariana romanista de finales del siglo XVI.

 

San Íñigo

San Íñigo de Bustablado es un templo de una nave de tres tramos con capilla mayor cuadrada, cubiertas por bóvedas de crucería. Su construcción fue contratada en 1724 con el maestro de cantería Antonio Ruiz Azcona. Su interior interior sigue modelos de un clasicismo tardío. Destaca la torre levantada a los pies del templo a comienzos del siglo XX. Contemporánea a esta iglesia es la ermita de La Magdalena de Socueva.

 

San Pelayo

San Pelayo de Arredondo es uno de sus edificios más representativos del municipio. Comenzó a edificarse en 1852 bajo la dirección del arquitecto Manuel Gutiérrez Vélez y es una de las pocas muestras de arquitectura neoclásica de Cantabria. De la mayor parte de la financiación se hicieron cargo un grupo de indianos entre los cuales destacó Antonino Gutiérrez Solana y su hermano Miguel. Está inspirado en el Congreso de los Diputados (1844) y el faro de Cabo Mayor de Santander (1839). Se trata de un templo de tres naves de cuatro tramos, cubiertas la central con una bóveda de medio cañón y las laterales de cañón rebajado. La capilla mayor es semicircular y está flanqueada por dos sacristías. En la fachada principal destaca el pórtico avanzado de cuatro columnas corintias rematadas por entablamento alquitrabado y frontón triangular sin decoración. A ello se añade la originalidad de su torre de campanario, separada de la iglesia con balcón volado circundante y estructura de faro marino. Custodia varios retablos historicistas. En 1988 fue declarada Bien de Interés Cultural.